Balvanero Balderrama García
balvanero@gmail.com / @Balvanero.B
No se puede soñar por encargo. Eso pienso.
Sin embargo, imagine usted si cada residente de esta nación recrea mundos mejores y posibles para si y -en ocasiones- para su entorno, tendríamos más de 120 millones de sueños (INEGI, 2020).
¿Cuántos serán coincidentes? ¿Qué temas son los preferidos: salud, riqueza, amor, paz?
Me es imposible no rememorar el clásico de Chava Flores: a qué le tiras cuándo sueñas mexicano ♫♬…
Quizá una pista la podamos encontrar en aquello que no se tiene, en problemáticas sentidas y compartidas. Por ejemplo, siguiendo la ENSU, recientemente difundida, se puede detectar que la inseguridad es algo de lo que nos percatamos las y los mexicanos, casi 7 de cada 10 -mayores de 18 años- así lo indicó.
Otro ejercicio estadístico que podemos mirar con esta mirada, es la ENBIARE 2021, nos indica que el balance anímico promedio en el país fue de 5.07. Esta misma encuesta señala que el 45.3% considera que podrá cubrir sus gastos, pero el 43.4% no podrá hacerlo. El 50.7% de la población a nivel nacional dijo tener ansiedad, este porcentaje sube a 56% si se trata de las mujeres y baja a 44.7 en el caso de los hombres.
Soñar despierto, imaginar distintas maneras de vivir mejor la cotidianeidad es también algo cotidiano. La ensoñación que permite abstraerse de realidades duras, difíciles, casi imposibles -en algunos casos- de superar.
Pero, con distintos nombres, y en distintos grados, pienso que los sueños del común siguen dando giros y giros en torno a la salud, el dinero y el amor.
Anhelos como la paz, seguridad, empleos dignos y bien remunerados, escuelas de calidad, justicia, equidad, respeto, inclusión, se vuelven fuertes cuando se integran desde lo colectivo, desde lo comunitario, desde la sociedad organizada, crítica y analítica.
Esta fortaleza de las causas comunes es la gran tarea de nuestro mundo tendenciosamente individualista. En el divide y vencerás se han llevado las palmas quienes les convienen sociedades acríticas, apolíticas, sin memoria, que deambulan en la apatía y en los satisfactores mínimos, personales y efímeros. Población informada pero desarticulada, pareciera ser la consigna.
En el horizonte inmediato hay tareas urgentes, uno es el tejido social que permita construir sentido de responsabilidad común, no sólo individual, esta tarea no es menor. Nos hemos acostumbrado demasiado a procurar sólo el bien individual relegando y mirando sospechosamente el bien común. Y, sin embargo, muchas luchas sociales de unas cuántas personas a lo largo de la historia han traído beneficios a la mayoría.
Soñemos, con los pies en la tierra. Soñemos y unamos nuestras manos, nuestras voces, nuestra realidad. Soñemos e invitemos a soñar unidas y unidos. Convoquemos a trabajar para materializar esos sueños.
Aportemos, conscientemente, para mejorar mucho de lo que hoy no nos gusta, nos repele y conservar aquello que nos ayuda a crecer como sociedad y también de manera persona