Las Expectativas de los Nuevos Debates
César Vázquez
La falta de un esquema ágil, atractivo y que permita confrontar racionalmente las propuestas de las y los candidatos a los diferentes puestos de elección popular, anquilosa los debates y los reduce a una mera exposición enunciativa y muy general de sus plataformas de campaña, por lo que al final no resultan útiles ni dan mayores elementos para que la ciudadanía vote de manera racional e informada.
Luego entonces, si queremos que la ciudadanía se interese más por nuestra democracia, las autoridades electorales deben propiciar que los debates permitan esa discusión de ideas, que se dé una verdadera batalla racional, en la que se contrasten ideas, perfiles y, sobre todo, que se pueda establecer esta dialéctica tan esencial para llegar a conclusiones racional y lógicamente admisibles.
Por eso Sócrates era tan temido por los sofistas y embusteros, cuyas falacias quedaban expuestas a través de una serie de preguntas, pues así lograba que sus adversarios reflexionaran y se dieran cuenta, con su propia razón, que sus premisas eran insostenibles desde un punto racional y lógico.
Por consiguiente, muchos le temen responder a las preguntas y evitan esa confrontación racional, y lo hacen no por una modestia o por querer llevar la fiesta en paz, sino porque saben que si responden quedarán en evidencia sus incongruencias y también sus falacias.
Así, un debate no tiene un fin informativo, sino de confrontar posturas y ver, cuál de ellas, tiene la razón. La razón no es un valor relativo, pues en un mundo donde todos tienen la razón –por lógica—nadie la tiene. La razón, pues, se consigue a través de un pensamiento crítico, que conlleva a su vez un proceso dialéctico en el que hay una tesis y una antítesis, y cuya colisión da una síntesis.
La síntesis, en ese sentido, puede ser la inferencia de reflexionar sobre las posturas en temas de salud, cuyo proceso consiste también en sopesar antecedentes y otros elementos valorativos o relacionados con hechos incontrovertibles: si digo que voy a convertir el sistema de salud al nivel de Dinamarca, pero no tengo medicamentos en hospitales, ni personal, ni aporté el presupuesto para mejorar su infraestructura, entonces queda claro que mi enunciado es falaz.
Habrá que ver si los próximos debates son, como su acepción lo marca, una confrontación de ideas que permita deliberar, sopesar y contrastar propuestas, perfiles y argumentos. O si por el contrario son monólogos y un repertorio para las redes sociales y el marketing electoral.
Dos Puntos
Germán Álvarez Sánchez, candidato al senado por la coalición Fuerza y Corazón por México, integrada por el PRI, PAN y PRD, retó a su adversario Virgilio Mendoza Amezcua a debatir sin evasivas. Virgilio en el pasado debate a la gubernatura se centró en las propuestas. Pero ahora, como candidato también de Morena, tendrá flancos muy abiertos, porque está en el partido que busca acabar con las instituciones democráticas y socavar la división de poderes. Es decir, las propuestas que trae son incompatibles con los partidos que lo abanderan.