Balvanero Balderrama García
balvanero@gmail.com / @Balvanero.B
En Colima, como en otras entidades del país, se ha decretado -porque fue en y desde el Congreso Local- el fin del uso obligatorio del cubrebocas.
La mascarilla, barbijo -como también se le conoce- ha dominado el panorama facial -casi de manera universal- en los últimos dos años.
Habrá quien se lo haya quitado en cuanto la noticia se dio a conocer; aunque se precisa que la disposición estará a cargo de las autoridades de salud. Prudencia y mesura.
De cualquier forma, todo habrá de seguirse leyendo, investigando y estudiando en clave de pandemia.
Como ya ha venido sucediendo con muchos tópicos, como la educación, la salud, la economía; vienen a mi memoria los libros, por ejemplo, de Puerta Abierta Editores que desde Colima han tocado precisamente esos temas y en esa clave.
Por otro lado, las tecnologías de información y comunicación, concretamente el internet, en esta etapa de inéditas estrategias han sido protagonistas.
A propósito de Día Mundial del Internet, propuesto por la ONU a conmemorarse los 17 de mayo, el INEGI difundió información de interés para nuestro país, aquí tres apuntes:
- En 2020, 72.0% de la población mexicana (84.1 millones de personas) usó internet, según la Encuesta Nacional sobre Disponibilidad y Uso de Tecnologías de la Información en los Hogares.
- El 60.6% de los hogares en México contó con acceso a internet (un total de 21.8 millones de hogares).
- El 96.0% de las y los usuarios de internet utilizó un smartphone como equipo más frecuente para conectarse a internet.
Como podemos observar, dista mucho de haber una cobertura universal de este servicio, y cuando el análisis se realiza por ámbitos rurales y urbanos, la brecha es más desigual.
Se ha reconocido, vinculado a la libertad de expresión, el derecho al acceso al internet y lo ONU lo considera un derecho humano.
Obviamente, este derecho es una tarea pendiente y una realidad distante para muchas personas. No importa que lo necesiten, no tienen acceso, por diversos motivos: por cobertura, por el precio, señalando sólo dos.
Pero además, el acceso a los Tecnologías de Información y Comunicación debe ir acompañado de una Alfabetización Mediática Informacional, asignatura más rezagada aún.