- Hugo González sugiere esparcir tratamientos y fungicidas por este medio, en lugar de emplear avionetas
Hugo González Bravo, estudiante del octavo semestre de la carrera de Ingeniero Agrónomo de la Facultad de Ciencias Biológicas y Agropecuarias (FCBA), campus Tecomán, asesorado por el profesor Gilberto Manzo Sánchez, desarrolla un proyecto con el uso de drones para el control de la enfermedad foliar (en hojas) Sigatoka Negra en el banano.
En entrevista, explicó que su proyecto “Uso de Dron en la Aplicación de Bacteria del Género Bacillus para el Control de la Sigatoka Negra en Banano” ha tenido resultados positivos al ser aplicado con dron, lo que permite disminuir el uso de agua y ofrece una excelente cobertura, mayor de 50 impactos por centímetro cuadrado, llegando a lugares que no son alcanzados por las avionetas fumigadoras.
Comentó que ante la próxima salida del mercado del fungicida de contacto llamado Mancozeb, una de las alternativas que ha funcionado desde hace unos años es el uso de las bacterias del género Bacillus: “Éstas son muy utilizadas, pero no se ven mucho en el control de la Sigatoka porque son muy débiles y la enfermedad es fuerte; entonces, con el uso de los drones, se puede potencializar el control de esta enfermedad porque tiene mayor cobertura foliar (cantidad de vegetación encontrada en un área determinada)”, expuso.
Agregó que aplicando esta bacteria con uso del dron, se han obtenido resultados positivos: “La bacteria funciona en el laboratorio bajo condiciones controladas, pero a nivel de campo es más complicado y no tiene los mismos resultados; con el uso de drones, los resultados han sido iguales que con un fungicida químico”, enfatizó.
González Bravo refirió que actualmente su proyecto lo trabaja en un espacio de su huerta familiar: “He realizado aplicaciones consecutivas en una parcela de Coahuayana, donde la fumigación por medio de la avioneta no alcanza debido a los árboles muy altos y a una línea de alta tensión, lo que causa que la cobertura sea mínima; sin embargo, con el dron la aplicación es más fácil, precisa, y se tiene la posibilidad de acceder a lugares donde la avioneta no puede”.
Por último, resaltó que una de las ventajas del uso de este tipo de vehículos aéreos no tripulados, es que el impacto de los productos químicos no llega a lugares no deseados, como casas habitación, escuelas, entre otros, y afectar a los habitantes: “Con avionetas, el químico utilizado llega a lugares fuera de las plantas, esto a causa de que necesita volar más alto y el aire desplaza el químico, cosa contraria a las aplicaciones con drones, que son más precisas, y lo mejor es que las aplicaciones se pueden hacer en horario de la tarde-noche, cuando es menor el viento, lo que provoca que la aplicación sea más directa”, finalizó.