
Mtra. Ruth Holtz
El ser humano tiene la facultad de ver su vida desde fuera de sí mismo. Esto evita que nos encerremos solamente en lo que nos acontece cada momento. Para evitar ahogarte en un vaso de agua necesitas desarrollar más tu capacidad para ver lo trascendente.
Lo que trasciende la vida cotidiana, los conflictos directos con personas cercanas, lo que está más allá de sólo comer, dormir, trabajar, interactuar con nuestros seres queridos y allegados. Lo que está fuera de nuestra zona de confort, más allá donde acaso están nuestros sueños. Esa es la visión trascendente. Es la posibilidad de ver como desde un horizonte lo que se divisa como una panorámica de todo, y no sólo esa partecita en la que estamos cada día.
“Ver más allá de nuestras narices” nos da perspectiva. Muchas veces en la psicoterapia los que consultan llegan “ahogándose en un vaso de agua”. Están abrumados por algo que les sucedió, por una forma de interpretar una situación, por el dolor de momento, por el pasado que arrastran con rencor. Solemos sentirnos el centro de todo, pero en ese egoísmo primigenio podemos creer que el único planeta que existe es el planeta “yo”. Realmente nos es necesario ver lo que está más allá porque tal vez así le encontremos sentido a nuestra vida. Porque desde la distancia es que se puede valorar, tasar y medir lo que realmente vale la pena, lo que es ahora y mañana ya no, donde podemos establecer prioridades y ver para dónde llevan los caminos, en vez de perdernos en uno solo.
Sólo desde una visión trascendente se puede juzgar una situación, medirla de acuerdo a valores que no pertenecen a los hechos sino que le dan significado. Una agresión, una violación, un enfado, un trauma son más intensos cuando está uno allí, cuando sufre, cuando padece el dolor. Pero pasado el tiempo nosotros podemos prolongar un hecho como doloroso por el significado que le damos, por la forma en la que decidimos tomarlo, por no enojarnos, llorarlo y dejarlo atrás, perdonar y resignar. Y es que para ello debemos ver las cosas con otros ojos. Como cuando desde una montaña vemos la ciudad, debemos ver desde fuera lo que nos aconteció y renunciar a “mantenerlo vivo”.
La visión trascendente es indispensable para que la psicoterapia no se vuelva eterna, el espacio en el que continuamente nos podríamos quejar del mismo dolor una y otra vez, así como nuestra propia vida que convoca más de lo mismo para que digamos: “¿Ves? Los hombres son así… las mujeres son así… es que a mí siempre… es que así soy… es que mi padre… es que mi madre…” Y arrastramos el pasado como si fuera lo único existente. Pero cuidado, porque como dice Joe Dispenza, un neurocientífico experto en estos temas: “Si piensas lo mismo, sientes lo mismo, atraerás más de lo mismo en tu futuro”. ¿Quieres vivir lo mismo siempre? Para cambiar debes escoger enfocar tu vida desde otra perspectiva, desde otro lugar, desde fuera de tu mundo pequeño hacia uno más grande o hasta el espacio infinito. Entonces estás en posibilidad de crear otro futuro, de sentir y pensar otras cosas, de crear un mundo diferente para ti en donde tus sueños se hacen realidad, en donde te amas y eres suficiente.
Dicen que los límites del mundo humano no nos dejan ver más allá de lo que los humanos puedan pensar y si es impensable no existe. Acaso Dios es impensable. La visión trascendente nos acerca a ese ámbito espiritual que algunos rechazan como algo que no se puede comprobar. El más allá es desde donde se comprueban las cosas que se valoran. Y desde donde se encuentra la respuesta ¿para qué estoy aquí?
Si quieres saber más de este tema estás invitado a la conferencia de entrada gratuita en la Casa del Archivo que voy a dar el miércoles 15 de marzo a las 7 pm con el título “Los objetivos trascendentales de la psicoterapia”.
Psicoterapeuta. Teléfonos: 312 330 72 54 / 312 154 19 40 Correo: biopsico@yahoo.com.mx